Como ya dije hace pocas semanas, las rachas con sólo eso: rachas. Si que pueden ser la constancia de que se está trabajando bien, o de que la línea que se lleva es buena. Pero no debe llevarnos a relajarnos o hacernos pensar que parte del trabajo ya está hecho. Porque entonces no puede pasar lo que ocurrió este sábado. Que cuando quisimos darnos cuenta… ya era tarde.
Tampoco hay que hacer un drama de una derrota. Pero si sacar conclusiones de los errores para intentar que no se repitan. De todo hay que aprender.
Porque el rival del sábado no era superior a nosotros. Pero si que demostraron más concentración, actitud,… hambre por el partido. Evidentemente que sólo con ganas no se gana un partido. Pero si que es cierto que la actitud hace mucho. El resumen de la primera parte puede ser ese: un equipo que salió a morder y a buscar el partido. Y otro que salió algo relajado, y que cuando quiso darse cuenta, ya iba 2-0 perdiendo. A partir de ahí fue un quiero y no puedo. Demasiadas prisas de todos por remontar el partido, que nos llevaron a muchas imprecisiones. La primera parte acabó con un 3-0 bastante significativo.
En la segunda fuimos capaces de conceder menos atrás, y tener una posesión algo más precisa y con algo más de peligro. Pero el equipo rival se sentía muy cómodo aprovechando los riesgos que tomábamos jugando 2-2 o de 5 con el portero.
En fin. Un traspiés que nos debe servir como recuerdo de que cada partido es un mundo y que hasta la última jornada no podemos bajar el pistón. Ahora toca reponerse contra un equipo peculiar como es el Novedades, y que está arriba por algo.
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