Supongo que hay veces que cuando, el entrenador dice la tan usada frase de “es imposible jugar bien si no se entrena bien”, o alguna de sus múltiples variables, podemos llegar a pensar que es eso: sólo una frase que se saca de la manga el entrenador para subir la intensidad de los entrenos. Yo creo que la situación de nuestro equipo es reflejo de eso. Y no por falta de intensidad de los jugadores. Sino que las circunstancias han hecho que no hayamos tenido dos entrenos por semana en condiciones en las últimas tres semanas. Eso ha hecho que físicamente estemos más justitos de lo deseado, y que algunos desajustes aún no se hayan corregido.
Y el rival del sábado, a punto estuvo de sacar provecho de esas circunstancias. Un equipo joven, rápido, y que basó muy bien su juego en la presión y la intensidad. El ataque estático les costó un poco más. Eso hizo que en la primera parte tuvieran ellos más posesión del balón. No acabábamos de acompañar bien en la salida de presión. Y eso nos llevaba a imprecisiones y a no tener la posesión durante muchos minutos. Eso nos provocó algún susto que otro. Y más desgaste físico del deseado.
En la segunda parte decidimos poner la línea defensiva más atrasada. Provocar que dejaran más espacio en su espalda, y que atacaran contra una defensa más cerrada. Pero volvimos a medio regalar un gol. Nos complicamos la vida con el balón, y lo perdimos dónde no debíamos. Y el rival no perdonó. Este es uno de los puntos en los que estamos notando lo que comentaba de los entrenos. Pero estoy convencido que estas imprecisiones se irán superando. A partir de ahí no había más opción: Tocaba presionar. Nos costó un poco el cambio de chip, pero el equipo se supo venir arriba, sin perder en exceso la cabeza. Pero sobretodo, fuimos capaces de mover con mucha más velocidad la pelota. Y fruto de eso llegaron más faltas del rival, y al final, el doblepenalti casi al final del partido. Gol en el rechace del portero.
En los dos minutos que restaban, pusimos cabeza y fuimos capaces de buscar el segundo gol, sin hacer concesiones atrás.
Un punto que no sabe a gloria, pero deja buen sabor de boca (más por el hecho de remontar que por el punto en sí). La parte negativa, es que seguimos con demasiadas imprecisiones y “regalos” al rival. La buena, es que seguimos con una tónica buena de trabajo y sacrificio. Y eso, al final, SIEMPRE tiene recompensa.
P.D: me sobraron (y mucho), algunas actitudes muy puntuales al final del partido con el rival. Esas tonterías, junto con las del partido del A, me han hecho pensar mucho este fin de semana.
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